Ante la ausencia soy impotente.
Marina Tsvietàieva,
en Una dedicatoria.
Un año más tarde, tuve nostalgias de nuestras charlas de antaño y le escribií una larga carta donde le contaba de mì y de mi padre. Necesitaba que supiera que el hablaba muy bien de ella. yo no tania la intenciòn de publicar ese texto, pero Georges insistió. Tenía razón, como de costumbre. La Carta a Marika fue mi mayor éxito de librería. Supongo que mi madre habría comprendido mi curiosidad por el sango puesto que a ella le apasionaban los viajes. Me habría encantado enseñarle cómo se dice en esa lengua "yo estoy solo": mbi yeke gi mbi oko, lo que significa, más exactamente, "yo estoy solamente yo uno". Oko es el número uno. La llamaré a Alice y le diré:
-¿No quieres venir? Yo estoy solamente yo uno.
Yo estoy solamente yo uno todas las noches en este momento.
Vassilis Alexakis,
en Las palabras extranjeras.
Estimé que no tenía más nada que temer de la lluvia. De todas maneras, estaba empapado hasta los huesos. Incluso me detuve cuando divisé el edificio octogonal. Pensé que, a pesar de las apariencias, Nzapa era un dios misericordioso y que habìa desatado esta formidable tormenta para hacerme olvidar una llovizna ateniense que me había entristecido en el mes de marzo.
Vassilis Alexakis,
Las palabras extranjeras.
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